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Marketing personal y discurso: Aprende cómo dominarlos a la perfección.

En la actualidad muchos contactos interpersonales y empresariales se realizan por escrito debido a la rapidez e instantaneidad que generan los nuevos medios de comunicación. De hecho, no sólo las relaciones laborales se están volcando cada vez más a una reducción de caracteres y una conversación mínima y simultánea con diferentes contactos, sino que también ocurre a nivel personal cuando se entablan charlas con amigos, pareja o familiares. El lenguaje escrito está liderando los diversos canales comunicacionales con todos los pros y contras que consigo trae aparejado. Pero por más uso o abuso que se le pueda dar a la palabra escrita, hay ocasiones en la que es indispensable un encuentro presencial frente a una audiencia determinada, y es precisamente ahí mismo donde todo el tiempo invertido en pos de un objetivo puede jugarnos a favor o completamente en contra.

Una entrevista laboral, la presentación de una idea ante una junta directiva o miembros de un equipo de trabajo, un encuentro con futuros inversores o dictar una conferencia en donde puedas exponer toda tu capacidad y conocimiento requieren de ciertas técnicas claves que impulsen y den sentido a tu speech en el rumbo que quieras direccionarlo. Los antiguos griegos denominaban retórica al arte de utilizar las palabras de forma correcta con el fin de persuadir a los destinatarios de una idea determinada mediante las diferentes habilidades discursivas.

Un discurso bien elaborado requiere de un riguroso proceso para su construcción y de la capacidad del emisor de poder transmitir y plasmar a los destinatarios sus ideas con un lenguaje corporal adecuado, un ritmo ameno y la credibilidad en las fundamentaciones de la exposición.

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Técnicas claves para exponer en p>úblico.

1.- Elaboración de la estructura del discurso.

Pongamos un ejemplo simple. Supongamos que tu jefe te ha enviado de viaje a dar una conferencia frente a una audiencia de 200 ó 300 personas donde tienes que disertar sobre un tema que manejas a la perfección. Pero como es sabido, conocer sobre un tema y saber comunicárselo a otros es completamente diferente. Es por ello que antes de entrar en pánico o pensar que un colega está en mejores condiciones para hacerlo es momento de plantearse la posibilidad de adquirir y cultivar la práctica de hablar en público de manera exitosa. En cualquier tipo de ámbito en el que necesites desenvolverte oralmente es fundamental que armes previamente una estructura de lo que tienes para contar, y el por qué es importante lo que tienes para decir para el receptor de tu mensaje.

¿Recuerdas cuando eras más chico y estabas en la escuela secundaria o entrando a la universidad y tenías que rendir un examen oral o aprobar un trabajo práctico de manera expositiva? Ni hablar cuando tenías las primeras charlas con la chica o chico que tanto amor te despertaba. En todas estas oportunidades las palabras parecían escabullirse de tu mente, perderse en algún laberinto de tu interior y salir de la forma menos afortunada. Fallidos, repeticiones, muletillas, tartamudeo, sudoración y hasta el síndrome de la mente en blanco son algunos de los síntomas más claros de la falta de práctica en la disertación de discursos orales.

Frente a amigos, compañeros, colegas y familiares todo parecía ir viento en popa. Pero cuando ese otro que nos está escuchando es un profesor, jefe, entrevistador o la persona que queremos conquistar, el mundo se nubla a nuestro alrededor y perdemos noción de nuestro cuerpo y por supuesto de nuestras palabras también. Es de vital importancia entonces, que vayamos estructurando nuestra mente con pautas claras y concisas para luego poder destacarnos y brillar en los momentos cúlmines. Y como cita el refrán, “la práctica hace al maestro”, por lo tanto los resultados se verán luego de varios intentos.

Ahora sí, llega el momento de adentrarnos en la estructura propiamente dicha del discurso.

Introducción.

Más allá de presentarte y relatar brevemente tus conocimientos, es importante que plantées en forma de sinopsis o logline el propósito de tu exposición y el valor que le darás a tu audiencia con la misma. Sin muchos preámbulos, las primeras palabras de apertura deben llamar la atención, y atraer e interesar a personas que no pararán de revisar sus smartphones, relojear los movimientos circundantes y charlar mínimamente entre ellas. Por lo tanto comienza con frases enérgicas y que inviten a una escucha atenta.

Desarrollo.

Es donde se encuentra el quid de la cuestión. Aquí lo que se debe hacer es dar argumentos y fundamentaciones reales de la primera idea expuesta en la introducción. Casos de éxito, estadísticas positivas, o aval de los clientes son algunos de los datos que pueden generar credibilidad y que apoyarán la veracidad de tu discurso.

Cierre.

Habiendo trascurrido un buen tiempo de interactuar con la audiencia, es importante dar por terminada la exposición con frases convincentes y evocando planes futuros o nuevas propuestas. Si hablamos de una entrevista laboral las pautas siguen el mismo hilo conductor, cada pregunta deberá ser contestada con una breve introducción (ejemplo hablar de las primeras experiencias laborales) un desarrollo y un cierre.

Confeccionar mentalmente un orden, y establecer el inicio, desarrollo y cierre de la exposición serán tus pilares de apoyo en donde podrás cimentar tu discurso y llevarlo a cabo de la mejor manera.

2.- Manejar la expresión corporal, dicción y seguridad.

Con un discurso bien estructurado tenemos el 40% de nuestro cometido en acción, pero de nada servirá si la actitud del emisor frente al público expresa emociones y sensaciones negativas. Es por ello que para que una exposición sea exitosa hay que acompañar las palabras con una pose corporal adecuada, es decir bien plantados, gesticulando lo necesario y haciendo contacto visual con los diferentes miembros de la audiencia. El torso relajado y el andar tranquilo dan énfasis y poder al discurso. El tono de voz es de suma importancia, ya que tiene la misión de atraer y complacer a los interlocutores. Una voz clara, cálida y firme contribuye a crear una sinergia positiva y empatía con la platea.
En el plano psicológico, la confianza y determinación con que se hable sin lugar a dudas será la estocada que realmente hará que un discurso se convierta en un éxito y por ende que el objetivo sea cumplido con creces.

Todos los seres humanos, aún aquellos que presentan pánico escénico o miedo a hablar en público, tienen la capacidad de educar sus emociones para expresar lo que realmente se quiere trasmitir de la mejor manera posible.

3.- Crear un clima y ritmo dinámico y agradable.

Ni muy rápido, ni tan lento que invite a una siesta.  Así debe ser el ritmo de cualquier tipo de conversación o exposición oral. Un chiste, una pregunta retórica, o una pausa usada con inteligencia le otorgarán al discurso los matices que crearán un clima dinámico, ágil y ameno.