En casi todas las disciplinas, y sobre todo en marketing, es usual que cada cierto tiempo surjan nuevos conceptos que generan controversias, adeptos y detractores en las comunidades online y en los foros de debate. De esta manera, el término Growth Hacking se ha instaurado en las agendas de marketers y expertos como una de las tendencias del momento.
El concepto acuñado por Sean Ellis, y profundizado y ampliado por reconocidos profesionales intenta responder de manera empírica el dilema del millón, es decir, ¿cómo se pueden conseguir más clientes con la menor inversión de dinero posible y sin elaborar grandes estrategias de marketing?
Este principio es aplicable sobe todo a las pequeñas start ups y emprendedores, quienes con una gran idea bajo sus brazos hacen las veces de vendedores, analistas, redactores, contadores y muchas veces productores de sus propios productos o servicios convirtiéndose en estrategas de crecimiento de su empresa. Por otro lado, las grandes empresas han descubierto que, a pesar de tener grandes recursos y equipos multidisciplinarios, la simpleza de la figura del Growth Hacker puede permitirles incrementar sus negocios con menor costo y mayor rapidez. Para explicar acabadamente el concepto y sin caer en frases rimbombantes ni de páginas de internet que replican contenido con la misma esencia pero con diferentes palabras vamos a ejercitar el maravilloso hábito de la imaginación y la asociación.
Pensemos entonces en Juan, un hombre de unos 40 años apenas cumplidos con una trayectoria profesional positiva en diferentes empresas y un sueño a cuestas que posterga mes tras mes por la inestabilidad económica, el dinero que demanda la educación de sus dos hijos, las tarjetas de crédito que se estiran acumulando intereses y las dudas e incertidumbres lógicas acerca de abandonar la aparente comodidad de un trabajo en relación de dependencia para convertirse en hacedor de su propio negocio.
Hagamos una pausa para reflexionar sobre la naturalización del término · relación de dependencia· y como el mismo es utilizado de manera casi apostólica para destacar una virtud, un beneficio para el empleado. Resulta que existen muchos seres humanos, como el caso de Juan, que nunca han podido incorporar la dependencia en su vocabulario, y por más que hayan tenido fructíferas experiencias en el mundo laboral siempre han guardado bajo siete llaves el deseo intacto de trabajar para sí mismo, para sus propios sueños.
Estos emprendedores son los verdaderos growth hackers, que debido a la imperiosa necesidad de exposición y penetración de su incipiente marca, y el poco capital que han podido destinar a contratación de recursos, han virado casi involuntariamente a ser gestores únicos de su estrategia de crecimiento. Esto se debe a que su realidad los ha llevado a hacer de la innovación, la escalabilidad, la penetración y el engagement con sus audiencias el pilar fundamental de su éxito.
Luego de estas pequeñas aclaraciones sigamos con nuestra historia entonces. Juan, luego de una difícil pelea con su esposa quien le refutaba no haber cumplido ninguna de sus promesas del pasado, se levantó de la mesa, dejó el café a medias y se dirigió a su trabajo con una mezcla de rabia, vergüenza y dolor. Al llegar a su oficina una reunión sorpresa modificó su agenda provocando horas de retraso y un furtivo pero importante olvido. Su hijo ese día tenia una exhibición de fútbol en la escuelita de su barrio, y Juan no solo no llegó a tiempo, sino que ni siquiera lo recordó. Recién en su hogar y con la amenazadora mirada de su familia Juan se rindió a su voz interior. Tomó la decisión en silencio y se durmió con una extraña sonrisa en su rostro.
Así nació un capítulo de su vida completamente diferente en donde por fin dio génesis a su propia marca. Con poco dinero en los bolsillos y un abultado deseo Juan se avocó a concentrar todos sus conocimientos de informática -Juan era ingeniero de proyectos de una destacada firma de servicios de software en la nube – y se perfeccionó en técnicas de marketing como manejo de audiencia, content marketing, test A/B y reputación online para forjar la identidad de su empresa en los entornos digitales y ganar mercado en tiempos records, y como consecuencia permanecer y consolidarse como una marca referente en su actividad.
Juan sin saberlo se había convertido en un estratega de crecimiento o growth hacker, porque fue capaz de extrapolar sus dotes de análisis y gestión de informática, y los integró a su gran capacidad creativa y dominio de las conductas de los usuarios. Concepto que tenía familiarizado gracias a la utilización de UX en sus anteriores proyectos, y de esta manera logró exponenciar sus acciones en favor de sus servicios.
Ahora bien, ¿cómo puede un emprendedor o una empresa que incorpore ese rol utilizar al growth hacking en su beneficio?
- Investiga sobre tu público objetivo y haz una lista de patrones de conductas usuales para luego iniciar acciones en redes sociales que promuevan el engagement y la identificación.
- Sigue métricas precisas que te permitan saber y optimizar tus acciones
- Crea contenido innovador que sea fácilmente viralizable
- Descubre el canal ideal para tus esfuerzos de marketing de contenidos
- Mantén intacta la curiosidad para estar un paso adelante en las tendencias y la agenda de tu público de referencia.
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