Imagínate una clásica habitación de una sesión de análisis. Un diván, decoración minimalista, quizás algún cuadro bordeando el diploma universitario, una lámpara de pie, alfombra y un escritorio de madera caoba despojado de objetos tecnológicos. La descripción puede referirse a cualquier consultorio psicológico del mundo, pero al leer este pequeño fragmento tu mente fue trayendo...